Alejandro Toledo Manrique, nacido el 28 de marzo de 1946 en Cabana, es una figura clave en la política peruana que fue presidente del Perú entre 2001 y 2006. Toledo es a menudo considerado un símbolo de la lucha por la democracia en el Perú, habiendo jugado un papel central en la caída del expresidente autoritario Alberto Fujimori. Sin embargo, su presidencia y su carrera posterior estuvieron marcadas por escándalos y acusaciones de corrupción.
Proveniente de una familia humilde, Toledo creció en la pobreza en una pequeña ciudad andina. Gracias a una beca, pudo continuar sus estudios superiores en Estados Unidos, donde obtuvo títulos en economía y administración pública en la Universidad de San Francisco y en la Universidad de Stanford. Este camino, desde sus inicios modestos hasta la presidencia, permitió a Toledo cultivar una imagen de "presidente del pueblo", ganando un amplio apoyo popular, especialmente entre las comunidades rurales y desfavorecidas.
Toledo se dio a conocer en la escena política a fines de la década de 1990 como uno de los principales líderes de la oposición contra el régimen autoritario de Alberto Fujimori. Después de perder frente a Fujimori en las elecciones presidenciales de 2000, Toledo lideró una serie de protestas y campañas para denunciar el fraude electoral y los abusos de poder de Fujimori. Este movimiento, conocido como la "Marcha de los Cuatro Suyos", fue fundamental en la caída de Fujimori y en la restauración de la democracia en el Perú.
En 2001, Toledo ganó las elecciones presidenciales, convirtiéndose en el primer presidente de origen indígena del Perú en más de un siglo. Su presidencia se caracterizó por un fuerte crecimiento económico, impulsado por las exportaciones de materias primas como los minerales y por políticas económicas favorables a la inversión extranjera. Su gobierno también promovió programas sociales destinados a reducir la pobreza, particularmente en las zonas rurales.
Sin embargo, la presidencia de Toledo no estuvo exenta de controversias. Enfrentó acusaciones de nepotismo, mala gestión, y su administración se vio sacudida por huelgas y protestas, particularmente en torno a la reforma agraria y las condiciones laborales. Si bien Toledo mantuvo una economía estable y apoyó la democracia, su popularidad disminuyó a medida que avanzaba su mandato, debido a los escándalos y la percepción de que estaba desconectado de las preocupaciones de los peruanos comunes.
Después de dejar la presidencia en 2006, Toledo continuó desempeñando un papel activo en la política y en organizaciones internacionales. Intentó sin éxito postularse nuevamente para la presidencia en las elecciones de 2011 y 2016. Sin embargo, su carrera se vio gravemente empañada por acusaciones de corrupción relacionadas con el escándalo Odebrecht, que involucró a numerosos altos funcionarios peruanos. Toledo fue acusado de haber aceptado sobornos de la constructora brasileña a cambio de contratos públicos.
En 2019, Alejandro Toledo fue arrestado en Estados Unidos en el marco de una solicitud de extradición al Perú para enfrentar cargos de corrupción. Siempre ha negado las acusaciones, afirmando que las acciones legales en su contra son políticamente motivadas. Sin embargo, su reputación y su legado político se han visto gravemente afectados por estas acusaciones.
A pesar de sus contribuciones a la lucha por la democracia y la modernización del Perú, Alejandro Toledo es ahora una figura controvertida. Su trayectoria representa tanto las esperanzas de cambio democrático como las desilusiones frente a la persistencia de la corrupción en la política peruana.