Alan García Pérez, nacido el 23 de mayo de 1949 en Lima, fue una de las figuras más importantes y controvertidas de la historia política del Perú. Fue presidente del Perú en dos ocasiones: de 1985 a 1990 y de 2006 a 2011. Líder del Partido Aprista Peruano (APRA), García es conocido por su elocuencia y carisma, pero también por los altibajos dramáticos de sus mandatos, marcados por crisis económicas, acusaciones de corrupción y reformas económicas.
García ingresó a la política a una edad temprana. Estudió derecho en el Perú, España y Francia, donde también se formó en sociología y ciencias políticas. Al regresar al Perú, se unió al APRA, un partido fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre que promovía una mezcla de nacionalismo y reformas sociales.
En 1985, a los 36 años, García fue elegido presidente, convirtiéndose en el presidente más joven de la historia del Perú. Su primer mandato se caracterizó por políticas económicas populistas, incluidas las grandes inversiones públicas, el control de precios y las nacionalizaciones. Sin embargo, estas políticas condujeron a una hiperinflación descontrolada, fuga de capitales y una grave crisis económica. Al final de su mandato, la inflación alcanzaba niveles del 7,000% anual, sumiendo a gran parte de la población en la pobreza.
Al mismo tiempo, el primer mandato de García también vio un aumento de la violencia por parte de los insurgentes maoístas del grupo Sendero Luminoso y otros grupos revolucionarios, lo que provocó una mayor inestabilidad política y social. Al final de su mandato en 1990, García era extremadamente impopular, y se retiró temporalmente de la vida política mientras el país elegía a Alberto Fujimori como su sucesor.
García regresó de manera espectacular en 2006, ganando las elecciones presidenciales frente a Ollanta Humala. Su segundo mandato (2006-2011) fue muy diferente al primero. Esta vez, García adoptó un enfoque más pragmático, favoreciendo el liberalismo económico, fomentando la inversión extranjera y promoviendo políticas de mercado. Bajo su gobierno, la economía peruana experimentó un fuerte crecimiento, con un aumento de las exportaciones, ambiciosos proyectos de infraestructura y una reducción significativa de la pobreza.
Sin embargo, a pesar de los éxitos económicos, García no pudo escapar de las acusaciones de corrupción que empañaron su segundo mandato. Los escándalos relacionados con contratos públicos y sobornos dañaron su imagen, aunque García siempre negó haber participado en ellos.
Tras su segundo mandato, García se enfocó en la política internacional, manteniéndose como una figura influyente en el APRA y expresando su deseo de postularse a un tercer mandato presidencial. Sin embargo, su imagen se vio gravemente afectada por la investigación del escándalo de corrupción de Odebrecht, un caso que implicaba el pago de sobornos por parte de la empresa brasileña a funcionarios peruanos.
En abril de 2019, cuando la policía llegó a su casa para arrestarlo en relación con la investigación de Odebrecht, Alan García se suicidó en su domicilio de Lima. Su muerte conmocionó al país y desató un debate sobre su complejo legado. Por un lado, se le reconoce por sus contribuciones a la modernización del Perú y el crecimiento económico durante su segundo mandato. Por otro lado, su primer mandato se menciona a menudo como uno de los peores fracasos económicos del país, y su presunta implicación en casos de corrupción empaña su legado.