Manuel Ignacio de Vivanco, nacido en Lima en 1806, fue una figura militar y política peruana conocida por sus intentos de imponer un régimen autoritario en el Perú durante el siglo XIX. Vivanco ocupó brevemente la presidencia del Perú entre 1843 y 1844, tras liderar un golpe de estado contra el gobierno en funciones, jugando un papel central en las luchas de poder que definieron la era posterior a la independencia del Perú.
Proveniente de una familia aristocrática, Vivanco rápidamente siguió una carrera militar. Se hizo conocido por su defensa de un estado centralizado y un gobierno fuerte, alineándose con las posiciones conservadoras en oposición a las fuerzas liberales del Perú. Tras la independencia, el Perú se vio envuelto en luchas entre liberales y conservadores, y Vivanco emergió como uno de los líderes clave de la facción conservadora.
En 1843, Vivanco derrocó al gobierno liderado por Juan Francisco de Vidal y se proclamó jefe supremo del Perú, intentando establecer una dictadura conocida como "el Directorio". Su objetivo era fortalecer la autoridad central y restaurar el orden en un país plagado de inestabilidad política y levantamientos internos. Bajo su régimen, Vivanco intentó centralizar el poder, suprimir a las facciones liberales y estabilizar la economía y las instituciones del país.
Sin embargo, su régimen fue rápidamente desafiado por varias facciones en el Perú. Las fuerzas liberales, apoyadas por el general Ramón Castilla, se rebelaron contra Vivanco. Castilla, quien había ganado gran popularidad como líder militar, lideró una campaña contra Vivanco que culminó en 1844 en la Batalla de Carmen Alto, donde las tropas de Vivanco fueron derrotadas.
Tras su derrota, Vivanco se vio obligado a huir al exilio. Su régimen dictatorial duró poco más de un año, y fue reemplazado por un gobierno más moderado liderado por Ramón Castilla, quien luego se convertiría en uno de los presidentes más influyentes del Perú.
Aunque su régimen fracasó, Manuel Ignacio de Vivanco permaneció activo en los círculos militares y políticos durante toda su vida. Hizo varios intentos de regresar a la escena política peruana, pero nunca recuperó el poder. Vivanco murió en el exilio en Valparaíso, Chile, en 1873.
Su legado es el de un líder militar conservador que buscó imponer una visión autoritaria y centralizada en un país marcado por conflictos internos. Aunque su régimen fue breve, representa los muchos intentos durante el siglo XIX de estabilizar el Perú a través de un gobierno fuerte y centralizado.