Óscar Raimundo Benavides Larrea fue una figura central en la política peruana, habiendo sido presidente del Perú en dos ocasiones, primero de 1914 a 1915 y luego de 1933 a 1939. Nacido el 15 de marzo de 1876 en Lima, Benavides fue un militar de carrera que ascendió al poder en momentos críticos de la historia del Perú. Es conocido principalmente por su capacidad para mantener el orden en periodos de gran inestabilidad política y social.
Benavides comenzó su carrera militar en el ejército peruano y ascendió en las filas hasta convertirse en general. Ganó notoriedad en 1911 cuando desempeñó un papel decisivo en el conflicto con Ecuador, liderando a las tropas peruanas a la victoria en la Batalla de La Pedrera, lo que consolidó su reputación como un líder militar competente.
En 1914, tras la caída del presidente Guillermo Billinghurst, Benavides tomó el poder mediante un golpe militar. Su primer mandato presidencial fue breve, de agosto de 1914 a diciembre de 1915, pero se caracterizó por los esfuerzos para estabilizar un país dividido por las luchas políticas. Durante este periodo, Benavides se centró en restaurar el orden y organizar nuevas elecciones. Al final de su mandato, entregó pacíficamente el poder a su sucesor electo, José Pardo y Barreda.
Benavides continuó su carrera militar y sirvió como embajador del Perú en España. Regresó a la escena política peruana en 1933, cuando el país atravesaba un periodo de gran agitación tras el asesinato del presidente Luis Miguel Sánchez Cerro. Benavides fue llamado nuevamente a la presidencia para traer estabilidad a un país sacudido por conflictos internos, en particular la insurgencia del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana).
Su segundo mandato, de 1933 a 1939, estuvo marcado por una política de reconciliación nacional y represión moderada. Benavides buscó restaurar el orden combinando medidas autoritarias con esfuerzos para abrir un diálogo político con facciones rivales. En particular, puso fin al estado de guerra civil con el APRA, aunque su gobierno reprimió duramente a algunos de sus líderes. Su administración también se centró en modernizar la economía y fomentar la inversión extranjera, manteniendo una postura conservadora en lo político.
Durante su segundo mandato, el Perú experimentó un periodo de relativa prosperidad económica, impulsada por el aumento de las exportaciones de materias primas, principalmente azúcar y algodón. Benavides implementó políticas para modernizar las infraestructuras del país y fortalecer el Estado, preservando al mismo tiempo el orden social.
Al final de su segundo mandato en 1939, Benavides cumplió su compromiso de no presentarse a la reelección y organizó elecciones libres, que resultaron en la victoria de Manuel Prado Ugarteche. Tras dejar la presidencia, Benavides se retiró de la vida política activa y vivió sus últimos años en la discreción, hasta su fallecimiento el 2 de julio de 1945 en Lima.
Óscar Benavides es recordado como un líder pragmático y autoritario, capaz de mantener la estabilidad en tiempos difíciles. Su legado sigue siendo el de un estadista que supo gestionar momentos de crisis, al mismo tiempo que implementó reformas económicas que contribuyeron a la modernización del Perú.