División administrativa: 24 departamentos y 1 provincia constitucional, que son:
Amazonas, Ancash, Apurimac, Arequipa, Ayacucho,
Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Huanuco, Ica,
Junín, La Libertad, Lambayeque, Lima, Loreto,
Madre de Dios, Moquegua, Pasco, Piura, Puno,
San Martín, Tacna, Tumbes, Ucayali y Callao.
El sistema político del Perú es una república constitucional con un presidente elegido para un mandato de cinco años. El presidente actual es responsable de la aplicación de las leyes, la defensa nacional y la diplomacia internacional. El poder legislativo está en manos de un congreso unicameral, que también se elige cada cinco años. Perú atravesó varios períodos de gobiernos militares antes de alcanzar una democracia estable a finales del siglo XX. El sistema político se fortaleció con la adopción de una constitución moderna en 1993 bajo el gobierno de Alberto Fujimori Fujimori.
Desde entonces, las elecciones se han celebrado regularmente, y varios presidentes han marcado la historia reciente del Perú, incluidos Alan García Pérez, a pesar de los escándalos de corrupción que han sacudido la confianza pública. Sin embargo, las instituciones democráticas se han fortalecido a lo largo de las décadas, y Perú ahora disfruta de un sistema político relativamente estable en comparación con otros países de la región.
El proceso de descentralización ha permitido que los departamentos adquieran una mayor autonomía en la gestión de los asuntos locales, aunque el gobierno central en Lima retiene el poder predominante, especialmente en los campos de la política exterior, la defensa y las finanzas públicas. Cada departamento está dirigido por un gobernador, elegido por sufragio directo, y cuenta con un consejo regional para administrar los asuntos locales.
Perú también participa activamente en organizaciones internacionales como la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la ONU. El país ha sido clave en las negociaciones regionales para resolver conflictos fronterizos con los países vecinos, en particular con Ecuador en la década de 1990.
La economía peruana ha pasado gradualmente a una economía de mercado, caracterizada por una serie de privatizaciones en los sectores de la minería y las telecomunicaciones a principios de la década de 1990. El país es rico en recursos naturales, en particular cobre, plata y oro, que representan una gran parte de las exportaciones nacionales.
En la década de 1980, la economía peruana sufrió una hiperinflación, que alcanzó niveles récord en 1988 con una inflación superior al 7.000%. Este período de crisis económica también estuvo marcado por un aumento significativo de la deuda externa. Las relaciones con instituciones financieras internacionales, como el FMI y el Banco Mundial, se rompieron debido a la decisión del gobierno de suspender los pagos de la deuda en 1985.
Solo cuando Alberto Fujimori Fujimori asumió el cargo en 1990 se implementó un estricto programa de austeridad, que restauró gradualmente la confianza de los inversores extranjeros. Las medidas adoptadas llevaron a una recuperación económica en 1993, con un crecimiento del 6%, seguido de un 8,6% en 1994. También se restableció la estabilidad monetaria a través de una reforma radical que logró controlar la inflación.
A pesar de esta recuperación económica, Perú sigue siendo vulnerable a las fluctuaciones de los precios mundiales de las materias primas, especialmente el cobre, uno de sus principales productos de exportación. Además, la economía peruana se ve afectada regularmente por las condiciones climáticas, como el fenómeno El Niño, que provoca sequías e inundaciones, afectando a los sectores agrícola y pesquero.
En las últimas dos décadas, Perú también ha diversificado su economía, desarrollando industrias como el turismo, la agroindustria y los servicios financieros. El sector turístico se ha convertido en una de las principales fuentes de divisas, con sitios emblemáticos como Machu Picchu que atraen a millones de visitantes anualmente.
En 2020, la economía peruana se vio gravemente afectada por la pandemia de COVID-19, lo que provocó una gran recesión y un aumento del desempleo. Sin embargo, gracias a las reformas estructurales implementadas en los años anteriores, el país pudo iniciar una rápida recuperación en 2021, con proyecciones de crecimiento positivas para los próximos años.
Con más de 33 millones de habitantes, Perú tiene una vasta red de transporte, aunque su calidad suele ser desigual. El país cuenta con aproximadamente 70.000 kilómetros de carreteras, pero gran parte de la infraestructura está en mal estado, especialmente en las zonas rurales. Lima, la capital, alberga el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, que conecta el país con las principales ciudades de América Latina, Estados Unidos y Europa.
Las aerolíneas nacionales, como AeroPeru y Latam, ofrecen vuelos domésticos regulares, aunque los impuestos aeroportuarios son a veces elevados. Los viajes en autobús también son muy populares, especialmente para llegar a regiones remotas. Sin embargo, estos viajes pueden ser peligrosos por la noche, con el riesgo de robos en algunas rutas.
La red ferroviaria de Perú, aunque limitada, es una de las más espectaculares del mundo, con líneas como la que conecta Cuzco con Aguas Calientes, que lleva directamente a Machu Picchu. Sin embargo, los trenes suelen estar sujetos a interrupciones debido a las condiciones meteorológicas y geológicas, como deslizamientos de tierra.
En la región amazónica, el transporte fluvial es crucial, ya que los ríos son a menudo el único medio para conectar comunidades aisladas. Los taxis acuáticos viajan regularmente por los 8.600 kilómetros de vías navegables del país, conectando ciudades como Iquitos y Pucallpa.
Los principales puertos de Perú son Callao, Chimbote, Ilo, Iquitos, Matarani y Paita. Estos puertos desempeñan un papel vital en la exportación de productos mineros, petroleros y agrícolas, especialmente hacia los mercados asiáticos y norteamericanos. El desarrollo de la infraestructura portuaria es una prioridad para el gobierno peruano con el fin de aumentar la competitividad del país en los mercados internacionales.