Luis Miguel Sánchez Cerro, nacido el 12 de agosto de 1889 en Piura, fue un militar y político peruano que ocupó la presidencia del Perú en dos ocasiones: primero brevemente en 1931 y luego de 1931 a 1933. Su mandato presidencial estuvo marcado por una gran inestabilidad política, conflictos internos y reformas controvertidas. También fue el primer presidente peruano en ser asesinado, en 1933.
Sánchez Cerro recibió formación militar y ascendió en las filas del ejército peruano. Su carrera política comenzó en serio en 1930, cuando lideró un golpe militar contra el gobierno de larga data del presidente Augusto B. Leguía, derrocándolo. Sánchez Cerro se convirtió en jefe de un gobierno provisional y organizó elecciones en 1931. Se postuló como candidato presidencial y ganó, respaldado por el ejército y las élites conservadoras.
Una vez en el poder, Sánchez Cerro enfrentó numerosos desafíos. Su mandato estuvo marcado por crecientes tensiones entre las fuerzas conservadoras y los movimientos populistas y revolucionarios, particularmente el APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana) dirigido por Víctor Raúl Haya de la Torre. Sánchez Cerro reprimió duramente al APRA, acusando al partido de organizar revueltas y atentados contra el gobierno. Esto condujo a una violencia política generalizada, arrestos masivos y ejecuciones sumarias.
Sánchez Cerro también intentó reformar la economía y modernizar la infraestructura del país, pero sus esfuerzos a menudo quedaron eclipsados por la inestabilidad política y las divisiones internas. Su gobierno impuso repetidamente estados de emergencia para mantener el orden, lo que llevó a un deterioro de las libertades civiles y los derechos políticos.
En 1932, el país entró en guerra con Colombia debido a un conflicto fronterizo en la región de Leticia. Este conflicto exacerbó las tensiones internas y debilitó aún más al gobierno de Sánchez Cerro, que enfrentaba revueltas tanto en el ejército como entre la población civil.
El 30 de abril de 1933, mientras se dirigía a una ceremonia militar en Lima, Luis Miguel Sánchez Cerro fue asesinado por un miembro del APRA, Abelardo Mendoza Leyva, quien le disparó a quemarropa. Su muerte sumió al país en una nueva etapa de incertidumbre política, y el general Óscar R. Benavides lo reemplazó poco después como jefe de Estado.
El legado de Sánchez Cerro es complejo y controvertido. Aunque algunos lo consideran un líder que buscó restaurar el orden tras una década de inestabilidad, también es criticado por su régimen autoritario y la represión violenta de los movimientos políticos opositores, particularmente el APRA. Su asesinato reforzó la imagen de inestabilidad política en el Perú durante esa época.