I
Como sierpes
se tendieron sobre las lomas
descansando herrajes
y bermejas barbas. Aguardaban,
incendiando ojos de codicia,
a las acaecidas huestes
con propia añagaza castellana
y arcabuces.
II
Probanza
de que la historia continúa
por desventura, Valverde
el dominico elevó patrañas
invocando el azote de sus ángeles,
que ebrios de furia arremetieron
y a degüello, inundando
la memoria destas tierras
de marranos, felonías y avaricias;
lo que llaman
el esplendor de la Gracia del Señor.