Aquí la concisión de Pedro Lastra,
aquí de Enrique Lihn la gran facundia,
en
uno y otro punto del espacio
de la página blanca ambos
presentes
como señal de su naturaleza
tan distinta en el uso de la
pluma,
aunque igual los dos van mostrando
todo lo mejor de sus
respectivas almas,
en palabras sonoras castellanas
y a lo largo de
nuestro siglo XX.
Porque ellos saben cómo al fin
vencer el olvido
que por delante asedia:
que vuestra concisión, querido
Pedro,
resulta cosa refinada y sabia,
en tanto que es el propio
hervor
vital esa facundia vuestra, Enrique,
amigo recordado por
siempre entre nosotros.
Y elocuente y lacónico uno y otro,
aquí en
letras de molde quedarán
ambos grandes de acuerdo a su
manera.
Semana Santa, en Lima,MCMXCI