Ricardo, muy joven, ve cumplido su sueño de vivir en París. Lo que no imaginaba era encontrarse allí con un amor de adolescencia que volverá a aparecer y desaparecer de su vida a lo largo de varias décadas y en ciudades como Londres, Tokio o Madrid. Estos escenarios son testigos de los avatares de la relación entre los protagonistas, descrita con una admirable tensión entre lo cómico y lo trágico, en una historia en la que Mario Vargas Llosa nos presenta al amor como un sentimiento indefinible, a veces autodestructivo, pero siempre dueño de mil caras, como la propia niña mala. Una pregunta final es inevitable y queda como inquietud para cada lector: ¿Hasta donde puede llegar el amor?