De encantación

Rossella Di Paolo

La playa tendida como un lagarto llora minuciosa una vastísima lágrima.

Barcas en velan deambulan por su sal incesante abrazando redes ateridas de peces.

Los hombres avanzan desfigurando la rectitud de las calles con voces de botellas abiertas y pies desnudos pero observan: Hoy la brisa es pájaro invisible que las ramas presienten como gitanas tintineantes cuando desmadejan el hilo prodigioso de las manos.

La tarde es un renglón de niños que cruza las veredas huyendo del árbol hojeroso empeñado en dibujar sombras en la hierba.

(La cola de un gato será la rúbrica gentil de un sol que tiene sueño).