Esta es la historia de un hombre solo
Cuyo oficio es la Poesía. Busca entonces
Alguien de corazón sin razón más clara
Luz Ariadna desenrolló el ovillo
Con su alegre fe, con su pura
Inocencia sentida tal la hermosura de mi
madre
Una hermosura que a ella dedicaré
Por salvarme la vida con sus golpes
Tan suaves yo sé pero no hablaré
Sino cantaré y canto con el don del Señor
En su morada enamorada monje
De sí mismo narciso que no miró el espejo
En el fondo de la Poesía la Virgen ya
Estaba por aparecer en Cova de Iría
Pero prefirió el plan de los niños santos
No fue a Ninguna Parte, sólo César
Comprendió que Poesía es efecto de la causa
Del que fue su causa hasta que brotó la
SANGRE