El cajón del velador es un osario de ángeles,
Del parquet brota pasto,
Del caño salen lágrimas,
La ducha sabe.
La claraboya nos sostiene del cielo, y el cielo, raso, se comba.
(Por ahí podría entrar un venado si es que simplificara su cabeza).
El cuadro es un vacío sin marco.
La televisión un médium de masa.
La cortina revienta contra las rocas.
Los muebles se sacuden el polvo y hacen turno ante la cola del baño.
Las sillas, en cuclillas, meditan.
La refrigeradora interrumpe su ronquido, y la nevera se calienta.
Los parlantes tienen la lengua afuera.
El tocadiscos se inyecta, el disco pide a gritos una camisa de fuerza.
El teléfono entra al baño.
El despertador siente que se le viene.
El foco es pera triste:
Di.